Desde los tiempos más remotos, el hombre, cuando no podía comprender el mundo externo que lo rodeaba, creaba el mito. La humanidad ha llegado ha mitificar desde el origen del mundo hasta los fenómenos atmosféricos, el crecimiento de las plantas, el nacimiento y la muerte.
En esta entrada veremos el mito de Perséfone, espero que disfruten.
Hubo un tiempo en el que reinaba la eterna primavera, gracias a la diosa Démeter (hermana de Zeus). De la unión de estos dos hermanos nació Core, luego llamada Perséfone. Se trataba de una joven hermosa que a menudo correteaba entre las flores. Un día pasó por allí el terrible Hades, señor del inframundo y hermano de Zeus. Se enamoró de Perséfone y la raptó para llevarla al subsuelo. Démeter, al no encontrar a su hija emprendió una peregrinación de nueve días y nueve noches. Al décimo día el Sol, que todo lo ve, se atrevió a confesarle quién se había llevado a su hija. Irritada por la ofensa, Démeter decidió abandonar sus funciones y el Olimpo. Vivió y viajó por la tierra. Esta se quedó desolada y sin ningún fruto ya que, privada de su mano fecunda, se seca y las plantas no crecen. Ante este desastre Zeus se vio obligado a intervenir pero no pudo devolverle la hija a su madre. Es que Perséfone ya había probado el fruto de los infiernos (la granada) y por eso le era imposible abandonar las profundidades y regresar al mundo de los vivos. Sin embargo, se pudo llegar a un acuerdo: una parte del año Perséfone lo pasaría con su esposo y, la otra parte, con su madre.
Lo que el mito pretende indicar es que cuando Perséfone regresa con su madre, Démeter muestra su alegría haciendo reverdecer la tierra, con flores y frutos. Por el contrario, cuando la joven desciende al subterráneo, el descontento de su madre se demuestra en la tristeza del otoño y el invierno. Así explicaban los griegos el ciclo de las estaciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Pon un poquito de tu arte :)